Hipotiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides no produce suficiente hormonas de tiroides. La causa más común es la enfermedad de Hashimoto, una condición autoinmune donde nuestro propio cuerpo ataca la tiroides.
El hipotiroidismo es muy común en las mujeres y podría afectar la fertilidad y el embarazo. Estudios reportan que hasta un 15% a 20% de las mujeres embarazadas podrían ser afectadas, o sea, 1 de cada 5 mujeres. Esto podría ocurrir más frecuente en mujeres con historial de problemas de fertilidad, otras condiciones autoinmunes, mayores de 30 años y/o historial familiar de problemas de tiroides.
Durante los primeros meses del embarazo, el bebé depende de las hormonas producidas por la madre. Si la madre no produce suficiente hormonas de tiroides, el desarrollo neurológico y físico del bebe podrían ser afectados. Algunos riesgos para la madre incluyen dolores musculares, cansancio, depresión, cambios en la piel y pelo, debilidad, anemia, y pre-eclampsia. Si la deficiencia es mucha, se podría hasta perder el embarazo.
Por estas razones se recomienda hacer pruebas de sangre para verificar las hormonas de tiroides cuando una mujer queda embarazada, cuando tiene problemas de fertilidad, o cuando pierde un embarazo. Estas pruebas incluyen la hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés), la hormona tiroxina libre (FT4), y los anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (TPO, por sus siglas en inglés). El TSH y FT4 nos ayudan a conocer la función actual de la tiroides y TPO nos ayuda a saber si la madre tiene la condición de Hashimoto.
Muchos de los problemas que el hipotiroidismo trae durante el embarazo pueden ser prevenidos con su tratamiento, el reemplazo de hormona tiroidea, el cual consiste en una pastilla que se toma todos los días. Luego que se comienza este tratamiento, se recomienda repetir las pruebas de sangre cada cuatro semanas para poder ajustar la dosis de acuerdo a los resultados. La meta es llegar a un nivel de TSH que sea adecuado para el embarazo y prevenir complicaciones a la madre y su bebé.
Por el Dr. Kenneth Rodríguez
Endocrinólogo