Infecciones por Vibrio: un recuerdo para no traer de regreso de la playa

Como residente de la Florida, debo confesar que los veranos para mí son sinónimos de escapadas a la playa. Bueno, también durante la primavera, y quizás el otoño. Nada como las aguas claras y arenas blancas de nuestras estupendas playas. Ahora sí, hay que prestar atención a un par de cosas. Otros le contarán de los tiburones o de los rayos UV, pero yo les quiero hablar de infecciones. Hoy es el turno de infecciones por una bacteria llamada Vibrio. El vibrio (en latín) o vibrión tiene la capacidad de sobrevivir en aguas saladas como de mar (o donde el mar encuentra los ríos), y cuando las aguas están calientes y sobre todo poco profundas, pueden proliferar y causar problemas.

 

Todos han escuchado hablar del vibrión del cólera, una infección gastrointestinal producida por el Vibrio cholerae. Esta bacteria produce una toxina que ocasiona una secreción masiva de electrolitos en el intestino, que lleva a diarreas masivas. De no recibir el cuidado adecuado, estas pueden llevar a una deshidratación severa que pone la vida en riesgo.  La infección se contrae mediante la ingesta de agua o comida contaminada, y ocurre de horas a pocos días luego de la exposición. Existe una vacuna y tratamientos de hidratación y antibióticos muy eficaces. Desde los 1800s han ocurrido 7 pandemias, y actualmente seguimos presenciando la última, originada en 1961. Afortunadamente, el cólera prácticamente no existe en nuestro país, aunque sí en otras partes del mundo. Por ello, si bien me preocupa, al rato me olvido y sigo disfrutando de la playa.

 

Si uno tiene la mala suerte de lastimarse la piel con conchas o rocas mientras camina en la orilla, hay otros vibriones al acecho, el Vibrio parahaemolyticus y el Vibrio vulnificus. Estas pueden causar infecciones de heridas en la piel comenzando con enrojecimiento, hinchazón, que puede progresar rápidamente formando grandes ampollas y hasta muerte del tejido cutáneo y subcutáneo. Por eso a veces pueden llamarla “bacteria come-carne”, un nombre realmente de película.  La bacteria puede diseminarse por la sangre y causar una septicemia severa.  Las personas con problemas inmunológicos, o enfermedad hepática, diabetes o problemas renales tienen riesgo mucho más alto de sufrir estas complicaciones. Además de penetrar por la piel, también la ingesta de productos de mar (moluscos, ostras frescas, etc) contaminados puede originar esta infección. Esto conlleva a vómitos, diarrea muy liquida, dolores abdominales y fiebre. Como soy bastante sano y me da pereza caminar por la orilla, también me olvido y disfruto de la playa. Nunca fuí muy adepto a las ostras, pero cuando las pruebo (cada un par de años) me aseguro que estén fritas o que tengan mucho limón. Mucho.

 

De todas maneras, los accidentes igual ocurren. ¿Qué hacer si nos lastimamos con cortes y raspaduras? Lo primero, es lavar las heridas bien con agua y jabón. Luego, cubrir la herida con vendajes oclusivos que no permitan que el agua de mar penetre. Por la misma razón, se recomienda usar guantes protectores si uno va a estar tocando mucho la comida de mar cruda, como ostras y moluscos. Estos deben de estar bien cocidos antes de comerse. Sobre todo, evitar el agua salada estancada: ¡es la peor por la cantidad de Vibrio!

 

Con estos consejos, los dejo por hoy, ya que tengo algo importante que hacer: mirar el horizonte!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por el Dr. Federico Laham,
Infectólogo Pediatra